Cuando el frío se agarra al cuerpo y hace que baje su temperatura, el organismo afectado funciona peor y es más propenso a la aparición de trastornos y enfermedades.
Por ello, le aconsejamos seguir algunas de estas recomendaciones:
– Evite que la habitación se reseque en exceso; ponga algún cacharro con agua.
– Haga ejercicios respiratorios todos los días.
– Ejercite el diafragma y potencia el abdomen con espiraciones lentas y profundas.
– Aprenda a toser y a expectorar bien.
– Aliméntese bien y no cometa excesos.
– Consuma mucha fruta, verdura y pescado.
– No deje enfriar el cuerpo: Evite las exposiciones prolongadas al frío y los cambios bruscos de temperatura. Salga a pasear en horas que no sean de digestión y cuando la temperatura ambiental sea más suave, con ropa cálida y de abrigo. Utilice guantes, calcetines de lana y sombrero para salir a la calle, y en casa patucos o calcetines de lana. No beba alcohol como remedio para calentarse. Tome baños calientes de pies y métase a la cama con buenas mantas o edredones.
– Cuidado con las estufas y los braseros: Para prevenir incendios sitúe estufas o braseros lejos de cortinas, faldas de mesas camillas o muebles. Para quitarse el frío no se arrime mucho a las fuentes de calor. ¡El riesgo de quemaduras es muy grave!