Cuando pensamos en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas asociadas a la edad como la demencia o Parkinson, normalmente pensamos en fármacos y medicamentos que ayuden a tratar sus síntomas. No obstante, y sin desmerecer su eficacia, hay que tener en cuenta el uso y la efectividad de las terapias no farmacológicas, que pueden resultar un complemento a la medicación a la hora de tratar los síntomas de ciertas patologías.

Entendemos a las terapias no farmacológicas aquellas intervenciones destinadas a incrementar o mantener las capacidades funcionales, cognitivas y sociales de nuestro residentes. Las investigaciones han demostrado la efectividad de este tipo de intervenciones tanto en el tratamiento de los síntomas como en la mejora de la calidad de vida de las personas.

Por supuesto, cada individuo tiene unas características distintas, y por lo tanto unas necesidades diferentes, de este modo, es importante  adecuar el tipo de intervención a las individualidades de cada residente en cuanto a funcionalidad, capacidades, carácter, etc. Por suerte contamos con una gran variedad de terapias no farmacológicas como son: Terapia de orientación a la realidad, intervención a través de la música, sala de estimulación sensorial, estimulación cognitiva en realidad virtual, terapia asistida con animales, gerontogimnasia… cada una de ellas se adapta a las características de cada uno de nuestros mayores y busca unos objetivos específicos individuales y colectivos.

De este modo, además del tratamiento farmacológico, también es importante conocer la efectividad de este tipo de intervenciones cada vez más utilizadas, y a través de las cuales se pretende estimular y mantener las capacidades del usuario, mantenerle conectado con su entorno, fomentar sus relaciones sociales, reducir los niveles de ansiedad y conservar funciones cognitivas… en general mejorar su calidad de vida.

Pedro Legasa
Psicólogo

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