En la Residencia Santa Justa, como en cualquiera de nuestras casas, tratamos de que nuestro entorno sea el más agradable posible, que nos ayude a relajarnos, que nos inspire y que nos haga sentir bien. Es por esto que en nuestros espacios de convivencia contamos con algunas reproducciones de cuadros históricos y otros cuantos originales de artistas contemporáneos con los que nos podemos deleitar.
Presidiendo las escaleras de casa nos podemos encontrar una vidriera datada en 1856 dedicada a Santa Justa que nos acompaña desde nuestros primeros días. Una auténtica joya que lleva el nombre de nuestra fundadora con el que rendimos homenaje a su legado.
En uno de los pasillos más concurridos de Santa Justa, podemos ver reproducciones en lienzo de Jesús de Madrazo, el retrato de “Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches”, pintado en 1853, que pertenece a la colección del Museo del Prado. Obra cumbre de la retratística romántica española y el más atractivo de los retratos femeninos de su autor, es, sin duda, la obra más emblemática de las colecciones del siglo XIX del Museo del Prado.
También de la colección de grandes obras del siglo XIX del Museo del Prado contamos con “En vue” del pintor Vicente Palmaroli y González, de 1880. Este cuadro nos lleva junto con los prismáticos de la joven a dejarnos llevar e imaginar el mar y su horizonte, como el autor quiso representar gracias a sus veranos en Normandía.
“Junto al Mystic River”, obra de Edward Henry Potthast que data de 1925 nos traslada a la de nuevo a elevar la mirada hacia el horizonte. Aunque este autor estadounidense estuvo bajo la influencia Impresionismo francés durante su estancia en Europa, el deslumbrante efecto de staccato del reflejo del sol sobre la trama neoimpresionista del agua visible en esta obra es parte de su seña de identidad.
Caspar David Friedrich es uno de los artistas que mejor representa el espíritu del romanticismo alemán. “Mañana de Pascua”, 1828-1835. En ella el artista representa el espíritu del romanticismo alemán a través de sus reconocibles paisajes silenciosos y llenos de tranquilidad. El simbolismo de Friedrich nos traslada un mensaje religioso, específicamente una referencia a la Resurrección, sin recurrir a imágenes religiosas tradicionales. Las figuras en el sendero, la luna y la luz del amanecer, nos atrapan y nos inundan de esperanza.
Esta es solo una pequeña selección de las obras de casa, réplicas de los grandes museos como el Prado o el Thyssen. Aunque contamos con la enorme fortuna de tener artistas amigos de nuestra casa que nos han prestado su visión y talento en forma de arte, como son Taquio Uzqueda, del que tenemos una plumilla del primer edificio de Santa Justa, Teresa Nájera, con sus pinturas de los castillos de Clavijo y Sajazarra, etc. Además de pinturas, completamos la visión con la escultura que tenemos en el jardín de casa, “Maternidad”, obra de Vicente Ochoa (1962), y con la colección de fotografías sobre La Rioja, obra de Justo Rodríguez, que decoran e identifican las cuatro plantas de nuestra casa.
"Maternidad", escultura de Vicente Ochoa (1962).
Más allá de la pura belleza, el arte nos ayuda a proporcionar estímulos visuales, conexiones emocionales, oportunidades de interacción social y estímulo cognitivo, contribuyendo así al bienestar general de los nuestros residentes.
En Santa Justa no solo nos ocupamos de que nuestros residentes tengan la mejor de las atenciones, sino que entendemos que vivir y convivir en una casa bonita nos ayuda en nuestro día a día, tanto a los residentes, trabajadores como a las familias.